martes, 13 de septiembre de 2011

Crítica a la extrema izquierda

Quiero que sepáis una cosa, mis queridos amigos, los adolescentes de la extrema izquierda. El capitalismo, cuyo derribo queréis, y yo también, no va a caer por esto:


...ni por esto:


...ni por esto otro:


...de hecho hay posibilidades incluso, de que el sistema capitalista pueda sobrevivir a esto de aquí abajo:


Siento aguaros la fiesta pero es así, estas batallitas lo único que causan es que el pueblo os tema, que la población sin ideología, a la que todo revolucionario está obligado a agitar, se encierre en sus casas pidiendo que llegue la policía. Lo único que lográis es a lo sumo hacer algo de ejercicio, desahogaros en una catarsis colectiva, en un triunfo momentáneo, y por tanto falso. El sistema no se va a derrumbar con esto sino que incluso es probable que se fortalezca al ganar apoyo mediático y aislaros de la población. 

Puedo aseguraros que se hizo más en centros de estudio, comités de huelga y asociaciones de todo tipo a favor de la revolución que con estas ridículas muestras de gimnasia con contenedores y botellitas. Tened muy claro que uno de los pilares básicos para que triunfe una revolución es precisamente la organización de la clase trabajadora en sus centros de trabajo y de los estudiantes en sus centros de estudio. La creación de comités, de asociaciones y de organizaciones que constituyan un tejido social fuerte desde el que organizar la lucha contra el capital, ahí es donde está la fuerza motriz de la Historia. Para esto, pequeños míos, he de deciros que hace falta cerebro, lectura, trabajo y paciencia, sobretodo paciencia y vosotros carecéis de todas esas cosas. Hasta la fecha han ardido millones de contenedores en toda España, Estado español o como narices queráis llamarlo, y sinceramente he visto de todo menos una revolución avanzando. 

Haceos cargo de una vez por todas que ningún pueblo trabajador va a dejar la cola del INEM para coger un fusil porque os vea dejando la calle hecha una porquería. No lo ha hecho nunca y no parece que vaya a hacerlo.

Por favor, pensadlo un poco antes de practicar vuestra "gimnasia revolucionaria", hasta la fecha gimnasia a secas, y poneos a trabajar por una revolución de verdad. Ya se que esto puede ser un aburrimiento, que es como estar castigados en casa haciendo los deberes pero es lo que hay.

Y por el amor de Dios, escribid bien de una maldita vez, que me pone enfermo ver como destrozáis el idioma poniéndolo todo con "K" y con "X". Mucha revolución para las consonantes pero seguro que luego os ponéis hasta arriba de vino con Coca Cola.

En fin.

Gadafi, el demonio comeniños

Acabo de leer la noticia de un supuesto picadero encontrado en una universidad libia. La habitación en cuestión tan solo es una habitación con cama doble jacuzzi y una sala de obstetricia. Ya está, no hace falta más, no busquéis niños muertos empalados ni guillotinas, solo con esto ya tenemos material suficiente para contar que Gadaffi secuestraba estudiantes, las violaba y luego practicaba abortos ilegales. Madre de Dios, si solo por encontrar esto ya te acusan de algo tan grave mejor me voy a vivir a una choza al lado del río, no vaya a ser que los cuchillos de mi cocina sean la prueba de que soy Jack el destripador. ¿Es tan desmedida la acusación? La verdad es que yo no digo que Gadaffi fuera ni un santo ni digo tampoco que gobernara su país en completa libertad. Sin embargo es curioso pues desde siempre a los líderes de países cuyos gobiernos están en la lista negra de los EEUU y Europa, siempre están locos, siempre violan adolescentes, siempre comen carne humana, siempre tienen un trauma infantil, siempre admiran en secreto a sus enemigos y en definitiva, siempre merecen morir.


Aquí está Gadafi soñando con sacarte la columna a martillazos.


Aquí tenemos a Gadafi aplastando un feto de 3 semanas con su puño.


Aquí tenemos a Gadafi leyendo un manual sobre cómo asesinar embarazadas.

De Kim Jong Il se dijo que ahogó a su hermano cuando era un niño pequeño mientras se reía teniendo pocos años de edad, que está completamente loco a causa del temor a una guerra nuclear en su infancia, que le encanta la ultraviolencia y en secreto es admirador de Hollywood.

De Nicolae Ceausescu se dijo que secuestraba niños para sacarles la sangre e inyectársela a si mismo ya que tenía leucemia, que secuestraba a familias enteras que eran aplastados luego por tanques. Se dijo que secuestró a centenares de niños para lavarles el cerebro y usarlos luego como soldados medio zombis a favor del Gobierno. Que su esposa era una exprostituta que no llevaba bragas, que su hijo era un violador, etc.

De Mao se dijo que hizo hervir niños y que violaba jovencitas cada noche. Aparte de eso no se lavaba los dientes.

Que conste que no niego deficiencias, problemas u omisiones dentro de los regímenes de Corea del Norte, China, Rumania o Libia pero es curioso que salgan tantísimas y tan escabrosas noticias justo cuando es tan necesario poner a la opinión pública en contra de tales gobiernos. Cuanto menos se trata de una gran casualidad. Es extraño que puedan mantener tantísima estabilidad gobiernos de países dirigidos por pacientes de psiquiátrico. Es extraño que solo estén locos los dirigentes que precisamente hay que derrocar y es curioso también que esa gran locura sea obviada o incluso negada cuando dichos presidentes a asesinar nos venden barato el petróleo, gas o lo que sea.


En Turkmenistán existe un régimen de partido único donde el culto a la personalidad supera con creces la de Corea del Norte. El país está repleto de estatuas del ya fallecido dictador, Saparmurat Niyazov, realizadas con una aleación de oro macizo y un asteroide. Una de las estatuas tiene un mecanismo para girar siempre hacia el Sol pues la cara del presidente nunca puede ensombrecerse. Las bibliotecas y escuelas del campo fueron todas cerradas para financiar la importantísima y necesaria construcción de un palacio de hielo en mitad del desierto. Y paro de contar abominaciones ¿Conocemos a ese dictador? ¿Ha sido metido Turkmenistán en la lista de países del Eje del mal? ¿Hay advertencias de invasión por parte de EEUU o cualquier coalición de países libertadores? ¿Vemos al dictador turkmeno caricaturizado en el cine? No, y no ocurre nada de esto porque no hace falta que estemos en su contra pues nos vende barato el gas y, por tanto, no hace falta invadirlo, ni más ni menos.

Hasta el momento lo único que se ha encontrado es una habitación con una sala de obstetricia en una universidad. No se ha dicho qué se estudiaba en esa universidad, como mucho se dejó caer el término “Facultad de ciencias” pero se les olvidó decir que el decano era precisamente un ginecólogo. Así pues la noticia ya se torna de un modo bastante cómico, si no fuera por su patetismo. Así pues Gadaffi es un secuestrador y violador de mujeres jóvenes porque... se encontró una habitación con material ginecológico en una facultad de medicina y ginecología.... y punto

sábado, 10 de septiembre de 2011

La auténtica razón de la intervención en Libia

Sobre los franquistas


En su mayor parte son personas que no entendieron al propio Franco. El anciano dictador, pese a lo que muchos piensan, no creó absolutamente nada. No existe ningún cuerpo doctrinario franquista salvo algunos retazos de ultraconservadurismo católico aderezados con un poco de la más repulsiva moral militar de los africanistas de los años 20. Por lo demás el franquismo del populacho inculto se basa en un recuerdo con añoranza, no de la guerra ni la postguerra sino del SEAT 600, de Marisol, de los tiempos de bonanza económica de los 50-60 y en definitiva, de los tiempos en que todo era más sencillo. Lo cierto es que quienes echan de menos aquellos tiempos no han tomado ni cinco minutos para entender que aquella bonanza se io precisamente porque Franco decidió un día ser menos franquista y permitir que los tecnócratas del Opus Dei aplicaran sus medidas económicas sobre un país maltratado por la autarquía, auténtica y genuina fórmula económica de Franco y la Falange. Lo cierto es que, de haber continuado por donde nos llevaba el centinela de Occidente, España habría caído en un pozo en el que solo cuatro talibanes integristas sabrían sobrevivir. Estamos hablando, claro está, del arado romano, de los coches de gasógeno, de las cartillas de racionamiento y de las enfermedades medievales derivadas del hambre. Una política económica basada en poner guardias civiles con metralletas vigilando a los labriegos y en definitiva, un desastre económico que habría dado lugar a que la alta burguesía, que en su día apoyó el golpe del 36, cruzara los Pirineos para, desde allí, y con probable ayuda de los Aliados, derribar el régimen. Sin embargo esto no ocurrió y franco, al igual que algunos déspotas franceses en su día, permitió ciertos ramalazos de progreso bajo su omnisciente efigie, la cual, perduraría como única beneficiaria de agradecimiento por parte del cuadrúpedo animal hispánico.

Desgraciadamente estas evidencias aplastantes no son sino sutilezas inalcanzables y agotadoras para quienes basan su ideología en cuatro slogans y algunas banderitas.

Aquellos sectores inteligentes de la tecnocracia franquista hoy en día están situados en el PP y viven, precisamente, del recuerdo de aquella simbiosis, para captar el voto de los cuadrúpedos.

En definitiva, el franquismo no fue más que una armadura para que el capitalismo español pudiera crecer y desarrollarse sin huelgas, sin obstáculos ni revueltas y sobretodo sin desembocar en una revolución. Sin embargo, pasado un tiempo, una vez que el capitalismo se hubo desarrollado lo suficiente y comenzaba a necesitar proyectarse hacia el exterior, esa armadura le fue quedando pequeña hasta el punto de convertirse en una camisa de fuerza. Muestras de esa contradicción interna se vieron por vez primera cuando un grupo de disidentes políticos, dentro de parámetros capitalistas, marcharon a Munich en 1962 para entablar relaciones con la Comunidad Económica Europea, embrión de la UE. Dicho organismo se negó de pleno a aceptar a semejante reino de criminales que era el franquismo dentro de sus fronteras, evidentemente por lo inestable que podría ser así como por lo inflexible que este podría ser a cualquier tipo de reforma. Las reformas y cambios urgentes que la Comunidad Europea exigía para la integración de España en la UE fueron, sin embargo, el germen de la posterior Transición. Los delegados asistentes, que iban desde liberales de una cierta derecha moderada hasta gente del PSOE y nacionalistas, acordaron que los cambios exigidos por la CEE iban a implementarse gradualmente y según las circunstancias políticas así lo permitieran. En pocas palabras, cuando muriera Franco se reformaría el país para su ingreso en las estructuras de un capitalismo más globalizado.

La herramienta se había convertido en un fin en si mismo. El capitalismo español que financió el golpe de Estado de 1936 ya no podía crecer con semejante losa encima y era cuestión de tiempo que se desmantelara.

No era, por tanto, un régimen de auténtica alternativa al capitalismo sino un capitalismo local con las alas cortadas. Nada más.


Ignorantes de esta aplastante realidad se seguirán agolpando personajillos bizarros de bigotito, boina de requeté y hedor de tasca recordando lo poco que el franquismo les dejó ver o les hizo entender. En fin, seguirán siendo borregos que cumplirán su única tarea útil, dar hostias cuando se les requiera para ello.

¿Quiénes son los pringados de la Historia?

¿Qué es el capitalismo?


Capitalismo: cuando usa la zanahoria, se llama “democracia”. Cuando usa el garrote, se llama “fascismo”.

El capitalismo no es hacerse rico, el capitalismo no es tener más o menos poder, el capitalismo no es un fenómeno estadounidense. El capitalismo no consiste en votar o no votar, no consiste en ir de tiendas o en comprar coches. No consiste en hincharse a comida basura ni en querer ser mejor que los demás, eso no es el capitalismo y quien así lo crea confunde la enfermedad con sus síntomas.

Una infección, por ejemplo, no consiste en toser y cambiar de color, consiste en la entrada y propagación de unos organismos patógenos que son detectados con esos síntomas antes descritos, entre otros.

El capitalismo es un sistema económico, no es un sistema político como algunos piensan, es un sistema económico que a su vez se basa en la propiedad privada de los medios de producción industriales. Por tanto, cualquier alteración, cualquier mejora o cambio del tipo que sea que no altere esa base, no es ni puede ser un sistema no capitalista. Si por ejemplo en algún país avanzado del entorno escandinavo decide que un porcentaje de las ganancias de tal o cual empresa se destinen a presupuestos estatales para ayudas sociales, el sistema seguirá siendo capitalista pues la base del sistema económico seguirá basándose en la propiedad privada. Si en lugar de implementar estas medidas implantamos otras en las que el Estado critica en todo momento el liberalismo, el capitalismo y el individualismo, somete a la población a un régimen de vida comunal en grandes movimientos de masas de intenso patriotismo y catarsis colectivas – sí, estoy definiendo el fascismo – pero en lo económico mantiene la propiedad privada, el sistema seguirá siendo capitalista. En referencia a esto último, ha de recordarse que la Alemania nazi no solo no incautó las propiedades de los grandes magnates europeos del acero y otras industrias sino que estos se enriquecieron con sus campañas de conquista e, incluso, se realizaron sabrosos negocios con grandes empresas estadounidenses, algunas incluso propiedad de importantes familias judías.

En la España de Franco pasó tres cuartas partes de lo mismo cuando, una vez ganada la guerra, se sometió a una buena parte de la población cautiva y desarmada del bando republicano a trabajos forzosos para empresas privadas locales.

El capitalismo es un sistema que nace vigoréxico, necesita fortalecerse, crecer y hacerse cada vez más grande. Las empresas que lo conforman no pueden retroceder ni un milímetro porque en ese momento se estancan y mueren en la jungla de la competencia. Es entonces cuando sus vasallos, los fieles y dóciles trabajadores han de hacer penitencia y asumir ganar menos y trabajar más. Quitarse de este u otro derecho con la excusa de que los esclavos que menos coman alientan al terrateniente algodonero a comprar más esclavos. Lo único que ocurre es que en esta lucha silenciosa contra una masa de inconscientes borregos poco a poco se llega al día en que definitivamente no les quede nada que ofrecernos a cambio de agachar la cabeza. Y llegado el día, la población trabajadora no tendrá más que dos caminos, esperar a que se produzca algún milagro que cambie lo inevitable o, directamente, hacer la revolución.