viernes, 9 de diciembre de 2011

Memoria Histórica como guiño hipócrita de la socialdemocracia


De vez en cuando, y solo para mantener la farsa más creíble, los diversos partidos del régimen capitalista escenifican una lucha ideológica que pueda tener a la población atenta y que la involucre lo más posible con ambos contendientes. No es casual que partidos como el PSOE hayan rescatado el tema de la II República y la Guerra Civil, que ellos mismos enterraron en su día. Tal cosa se está dando porque de esta manera era posible involucrar a la población, de izquierdas y derechas respectivamente en una cruenta lucha por nombres de plazas, símbolos y demás, pero que no tocara de modo alguno el sistema económico que está destruyendo tanto a este país como al mundo entero. Esta burda utilización es evidente, el PSOE retira, por ejemplo, placas de franquistas pero no interviene las riquezas de las empresas que se lucraron con mano de obra esclava tras la Guerra Civil. Retira un cadáver del Valle de los Caídos pero ni se les pasa por la cabeza intervenir las enormes fortunas de personalidades vinculadas al régimen franquista. Ni qué decir tiene que la visión de la contienda, por no decir de la propia memoria histórica lleva consigo una carga infinitamente venenosa tanto en la forma como en el fondo de su accionar. No se plantea la contienda como una lucha de las clases capitalistas y terratenientes con la Iglesia de su parte contra un sector progresista de la burguesía y capas medias apoyadas por organizaciones obreras. Se contempla, en cambio, como un melodrama lacrimógeno en el que hermanos de la misma patria lucharon entre sí llevados por ideas locas. Lo cierto es que ni en este ni en muchos otros países éramos ni somos ni seremos hermanos. Un hermano no explota hasta la extenuación a sus demás hermanos para elevar sus beneficios, ni le priva de sus derechos más básicos ni mucho menos lo asesina sin piedad cuando este reivindica lo que es suyo. Ese fue el germen de la Guerra Civil, una guerra que llevaba gestándose desde hacía siglos y que estalló en España en 1934 y 1936 como más tarde o temprano volverá a estallar aquí y en todo el planeta mientras no desaparezcan las clases sociales.

Se asesinaron combatientes y se exhuman abuelos. No se si alguien se ha dado cuenta de la forma en que se está tratando a los combatientes caídos por la represión fascista. A las personas que el franquismo asesinó vilmente no los están desenterrando como mártires de la lucha contra el régimen fascista que acabó por instaurarse. Se les desentierra como simple acto de condescendencia con sus familiares vivos pero no como acto de reconocimiento y honra pública del Estado hacia su lucha. No se les quiere alzar al nivel de ejemplos a seguir, se les quiere usar como seres por los que solo podamos sentir lástima y mientras tanto se les utiliza para alinear a la izquierda sociológica entorno al PSOE y avivar la discusión política donde de nuevo no pueda tocarse ningún aspecto económico.

Es una lástima, un drama humano lo que ocurrió con su abuelo así que coja sus huesos, entiérrelos y no olvide darnos las gracias. Eso sí, ni se le ocurra volver a pensar que sus ideas eran las correctas. Aquello ya pasó, aprenda que las ideas son como los pantalones acampanados, si los demás no las llevan más no debes llevarlas tú.

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