sábado, 10 de diciembre de 2011

Misión en Moscú


Es increiblemente irónico que uno de los mayores alegatos a favor de la Unión Soviética y del periodo stalinista venga nada menos que de una película estadounidense. En 1943 Michael Curtiz, realiza para la Warner Brothers la película Mission to Moscow, largometraje basado en el diario personal de Joseph E. Davies, quien fuera embajador de los Estados Unidos en Moscú entre el 16 de Noviembre de 1936 y el 11 de Junio de 1938.

La película comienza con una intervención del propio Davis quien asegura que la Unión Soviética es un país sobre el que se han vertido enormes calumnias.

Algunas de las ideas expuestas aquí son las siguientes:

1) La URSS es mostrada como un Estado acosado internacionalmente por la amenaza de la Alemania Nazi y del Japón militarista. Se hace mención al Pacto Germano-Soviético argumentando que no fue sino una salida desesperada de la URSS para retrasar la invasión alemana lo más posible dado que ni Francia ni Reino Unido estaban por la labor de crear una alianza defensiva común con Moscú. Este argumento tira por tierra ríos de tinta que pretenden mostrar a la Unión Soviética como un aliado de los nazis por razones de afinidad ideológica.

2) Se muestra al proceso de construcción socialista soviético como un avance constante tanto en materia social como técnica. Las mujeres están integradas en la industria, en el ejército y manejan locomotoras. La industria está a pleno rendimiento, las fábricas no hacen sino multiplicarse y los ingenieros desarrollan nueva maquinaria bélica pues es sabido por todos que más tarde o más temprano Alemania invadirá su suelo. Muchos años después de la caída de la Unión Soviética se editarían documentales como la venenosa The Soviet Story, en la que se trata en todo momento de vender la idea de una URSS abiertamente pronazi apelando a argumentos tan ridículos como que los soldados de ambos lados de sus fronteras se saludaban entre sí.


3) Los tantas veces recordados Procesos de Moscú, en los que el Partido Comunista expulsó de sus filas a importantes dirigentes, son mostrados como un juicio a una camarilla golpista aliada del III Reich. En este proceso la conspiración es mostrada como una alianza tramada en el exterior por alemanes, japoneses y con colaboradores tales como Trotski. En su momento me sorprendió ver que los juicios no fueron el oscuro y retorcido golpe palaciego que se nos mostró durante tanto tiempo sino que, por el contrario, es mostrado como un proceso abierto y bajo observación constante de representantes extranjeros. Es interesante ver que, precisamente, la parte estadounidense es aquí mostrada como la partidaria de la versión soviética de los juicios y la alemana y japonesa, como la disconforme.

Más información en: http://misionenmoscu.blogspot.com/




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